Entre 2017 y 2019 Bolivia invirtió más de tres millones de dólares en la compra de medicamentos antirretrovirales (ARV) para las 22.000 personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana en el país, consiguiendo una de las mejores coberturas médicas de la región.
En 2020 y con la pandemia se ha registrado falta de atención médica en diversos centros especializados para pacientes seropositivos, acceso limitado a su medicinas y retrasos en la realización de pruebas de control.